domingo, 13 de diciembre de 2009

Logran determinar cuál es la zona del cerebro clave para la lectura

www.Clarin.com
Nota escrita el MAR 25.04.2006


Está ubicada en el lóbulo temporal izquierdo del órgano. Dicen que el inconsciente tiene un papel importante en la percepción de las palabras.

Un grupo de científicos franceses ha logrado identificar la zona del cerebro indispensable para la lectura y demostrar la importancia del inconsciente en la percepción de las palabras, indicó hoy el principal autor de ambos estudios.

Las pruebas han mostrado el carácter clave para la lectura que tiene una zona del lóbulo temporal izquierdo del cerebro, explicó a EFE el psiquiatra francés Raphael Gaillard, autor principal del estudio efectuado por investigadores del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (INSERM).

"Anteriormente, sabíamos que esta región se activaba durante el proceso de lectura, pero no que fuera exclusiva de esta tarea ni necesaria" para la misma, dijo Gaillard.

Los autores del estudio pudieron comprobar esta relación en un epiléptico grave al que debían extirparle esta zona para su tratamiento .

Tras la operación, observaron que el paciente "tenía muchos problemas para leer, pero reconocía sin problemas rostros u objetos", explicó Gaillard, quien matizó que es el primer caso de este género en que se probó antes de la intervención quirúrgica que la persona leía normalmente.

Este resultado "muestra que esta región cerebral es indispensable para la lectura", según Gaillard, quien acaba de publicar estos resultados en la revista científica estadounidense "Neuron".

"Lo sorprendente es que un elemento cultural como es la lectura, muy reciente en términos de evolución e innecesario para la supervivencia de la especie, ha acabado teniendo un espacio en el cerebro", subrayó.

Por otra parte, defiende en otro artículo que la zona cerebral encargada del reconocimiento de las palabras se activa aunque éstas se perciban de forma inconsciente y que lo hace más fácilmente cuando los términos remiten a emociones.

Para llegar a esta conclusión, se proyectaron ante 36 personas varias palabras "casi al límite de la conciencia", explicó Gaillard.

"La primera conclusión es que, incluso en quienes decían no haber percibido nada", la citada zona del cerebro se activaba, indicó.

Además, la mitad de las palabras con connotaciones emocionalmente negativas fueron más frecuentemente identificadas que la otra mitad, que eran neutras, incluso cuando su ortografía era similar, como en el caso de "dolor" y "color".

Según Gaillard, esto revela que la experiencia emocional negativa asociada a algunos términos "amplifica la percepción de estas palabras hasta hacerla consciente".

Aunque sólo se probó con términos negativos, "podemos pensar que el resultado será similar con palabras con una connotación emocional positiva", agregó.

El experto destacó que los resultados del estudio, que se publicarán este semana en la revista científica PNAS, coinciden con el psicoanálisis en que "los procesos inconscientes son muy ricos", pero, a diferencia de la disciplina que inventó Sigmund Freud, "revelan que los estímulos negativos captan la atención en vez de ser rechazados".

Leer en voz alta, mejor para el cerebro


Por Antonio M. Battro
aprenderhoy@lanacion.com.ar


Durante siglos la práctica de la lectura se hacía en voz alta y se desaconsejaba -o se prohibía- la lectura silenciosa. Esta ejercitación, felizmente, se mantiene en las escuelas de teatro y en algunas instituciones monásticas de Occidente y de Oriente, donde la función del "lector" sigue siendo muy importante. Mientras tanto, en nuestras escuelas ese tipo de lectura ha ido disminuyendo en la práctica corriente.

Seguramente asistiremos en poco tiempo a una vuelta a la lectura en voz alta en las aulas. Esto se debe a los hallazgos recientes sobre su efecto beneficioso sobre el cerebro. Se ha descubierto en la Universidad Tohoku, de Japón ( Learning Therapy , Kawashima y otros, 2003), que existen diferencias significativas en la corteza cerebral entre la lectura silenciosa y la lectura en voz alta, que produce mayor activación en ambos hemisferios cerebrales. Las nuevas tecnologías portátiles de imágenes cerebrales, como la topografía óptica, permiten realizar observaciones en la propia escuela. Ello puede tener aplicaciones en la educación de niños con problemas de lectoescritura.

Cada día comprendemos mejor la organización de los circuitos de neuronas que se ponen en funcionamiento durante la lectura. Las letras se reconocen esencialmente en la corteza visual, independientemente de su tamaño y tipografía; luego, las palabras se van recorriendo gracias a movimientos de los ojos muy precisos, controlados por una zona restringida de la corteza motora. Al mismo tiempo intervienen varias áreas en ambos hemisferios dedicadas a procesar el significado, a memorizar lo que se ha leído, a asociar los contenidos de esta lectura con otras. Y todo en centésimas de segundos. Cuando leemos en una segunda lengua, en general utilizamos mayor cantidad de neuronas y de conexiones.

También es interesante comparar la lectura de textos con la de una partitura musical . En este caso el equivalente de leer en alta voz, es simplemente usar el teclado del piano. Con la ejercitación en la lectura musical se produce una "traducción" automática de las notas distribuidas en el pentagrama al control motor de los dedos.

En ambos casos asistimos al mismo prodigio de la cultura "encarnada" en nuestro cerebro.

La Música y el Desarrollo Cerebral Infantil


Por: Dr Eduardo R. Hernández González.
Pediatra y Terapeuta de la Conducta Infantil.
Correo: ehernandez@iamnet.com

Los primeros tres años de la vida de un niño representan un periodo importante en el futuro de todo individuo, ya que allí se establece esa relación especial entre padres e hijos llamada “apego”, la música puede contribuir a fortalecer este vínculo y lograr que se convierta en una relación sana y operativa. En todo el mundo, cuando los padres le hablan a sus hijos pequeños, ajustan sus voces para hacerlas más suaves, más rítmicas, más musicales.

La música puede ser un vehículo para el desarrollo integral del niño que abarque las áreas cognitiva, social, emocional, afectiva, motora, del lenguaje, así como de la capacidad de lectura y escritura.

La Música y sus orígenes
La música es un medio de expresión universal, se cree que sus orígenes se relacionan con la propia voz del hombre. Los primeros instrumentos musicales aparecieron hacia el año 2500 a.C., en la cultura egipcia. En la Grecia y Roma antiguas, alrededor del siglo v a.C., la música fue esencialmente vocal, e hizo uso de instrumentos de percusión, de cuerda y de viento. Alrededor del siglo v d.C., la era cristiana trajo consigo la aparición de cantos litúrgicos. En la Edad Media aparecieron los cantos gregorianos como la manifestación musical más importante de la época. En los siglos XVII y XVIII apareció la ópera, que con la música instrumental y los grandes compositores de música clásica (Vivaldi, Beethoven, Schubert, Brahms, Mozart y otros), representaron la madurez de la música.

En los siglos XIX y XX se produjo una ampliación y perfeccionamiento de los diferentes instrumentos musicales. La música comenzó a utilizarse como método terapéutico especialmente en la segunda mitad del siglo XX, debido al reconocimiento de sus efectos sobre el estado afectivo y de atención de los individuos.

El Cerebro
El cerebro humano constituye el órgano más importante y de mayor complejidad del sistema nervioso, es un órgano que durante la infancia sufre cambios madurativos y que es altamente sensible a los estímulos externos. Anatómicamente lo podemos dividir en dos hemisferios (derecho e izquierdo), cada uno con características funcionales diferentes y especiales, compuestos por lóbulos y cubiertos por una estructura denominada corteza cerebral en la cual se encuentran las áreas del desarrollo humano.

Los estudios neuroanatómicos han demostrado que el hemisferio izquierdo se especializa en el procesamiento del lenguaje y el hemisferio derecho en la percepción y procesamiento de la música.

El cerebro humano funciona por medio de conexiones (sinapsis) que realizan las células cerebrales denominadas neuronas y que son las encargadas de transmitir el impulso nervioso que determina nuestra conducta.

El cerebro humano presenta una alta capacidad de aprendizaje y posee la propiedad de funcionar en situaciones extremas o de déficit tanto orgánicos como funcionales, esta capacidad se denomina plasticidad cerebral.

El efecto “Mozart” y el efecto “Tomatis”
A mediados del siglo XX, un médico otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis, inició una propuesta de rehabilitación dirigida a personas con dificultades auditivas o de lenguaje.

Su programa terapéutico consistía en la estimulación musical a través de escuchar piezas de Mozart y otros compositores clásicos, obteniendo cambios positivos en la rehabilitación del lenguaje y en el desarrollo del habla, a este efecto se le ha denominado “efecto Tomatis”. Asimismo este eminente médico, elaboró un nuevo modelo de crecimiento y desarrollo del oído humano y reconoció que el feto escucha sonidos dentro del útero materno (tales como los movimientos de la digestión, los ritmos cardíacos y la respiración de la madre). Observó también que el recién nacido se relaja cuando oye la voz de la madre.

En 1993, Rauscher y colaboradores de la Universidad de California, publicaron los resultados obtenidos en una investigación realizada con grupos de estudiantes universitarios, a quienes se les expuso a escuchar durante 10 minutos una sonata de Mozart, logrando puntuaciones altas en las pruebas de habilidades visuoespaciales y cognitivas en general, así como un incremento transitorio del cociente intelectual. A este hallazgo se le denominó “efecto Mozart”.

Estudios posteriores han demostrado que el escuchar música de Mozart desencadena cambios de conducta (en relación a estados de alerta y calma), afectividad (induce estados emotivos) y metabólicos (aumento del contenido de calcio y dopamina en el cerebro).

La música y sus efectos en el desarrollo del cerebro
Las investigaciones que se han referido al efecto de la música sobre el cerebro infantil, han coincidido en que ésta provoca una activación de la corteza cerebral, específicamente las zonas frontal y occipital, implicadas en el procesamiento espaciotemporal.

Asimismo al evaluar los efectos de la música a través de registros de electroencefalogramas, se ha encontrado que la música origina una actividad eléctrica cerebral tipo alfa. Todo lo anterior se traduce en lo siguiente: la música (sobre todo la música clásica, de Mozart) provoca:

• Aumento en la capacidad de memoria, atención y concentración de los niños.
• Mejora la habilidad para resolver problemas matemáticos y de razonamiento complejos.
• Es una manera de expresarse.
• Introduce a los niños a los sonidos y significados de las palabras y fortalece el aprendizaje.
• Brinda la oportunidad para que los niños interactuen entre sí y con los adultos.
• Estimula la creatividad y la imaginación infantil.
• Al combinarse con el baile, estimula los sentidos, el equilibrio, y el desarrollo muscular.
• Provoca la evocación de recuerdos e imágenes con lo cual se enriquece el intelecto.
• Estimula el desarrollo integral del niño, al actuar sobre todas las áreas del desarrollo.

Para concluir sólo resto decir que la música representa un papel importante en el proceso enseñanza aprendizaje de los alumnos (sobre todo los de educación inicial), por lo tanto, los maestros, las instituciones educativas, los padres y el personal de salud, deben conocer los alcances y beneficios que se derivan del empleo de la música como parte importante de la educación integral del menor.